Anoche lunes 15/01/2024 pasada las 23hs recibo a través de una red social (X) el pedido de una persona profundamente preocupada, porque al frente de su casa, plaza Belgrano de San Miguel de Tucumán, en un auto viven un padre y un hijo en situación de calle. Me comenta que el joven (unos 20 años) tiene terminado el secundario y se está dedicando a cuidar autos en una plaza para poder subsistir. El padre un camionero desocupado y sin posibilidades de pagar y rendir el examen psicofísico exigido por la actual legislación, en consonancia con esto, la persona me comenta que su hijo de la misma edad está aguardando una beca para ir a estudiar a Japón. Y que su intención es brindarle al chico en situación de calle la oportunidad de aprender un oficio para que se gane la vida más dignamente y aquí entra en juego nuestro proyecto solidario EPF (electrónica para el futuro) obviamente vamos a hacer todo lo posible para que “nuestro muchacho” tenga la oportunidad de cambiar su suerte laboral.
En orden a lo anteriormente citado, me surgió la siguiente reflexión: la responsabilidad social que recae sobre los ciudadanos en cuanto a la educación de las próximas generaciones es un tema crucial que demanda una reflexión profunda y un compromiso activo. La educación no es simplemente una tarea del sistema escolar; es un esfuerzo colectivo que involucra a toda la sociedad. Cada ciudadano tiene un papel fundamental en la formación y desarrollo de las futuras generaciones, ya que la educación no solo ocurre en las aulas, sino también en el entorno social, familiar y comunitario.
En primer lugar, es esencial reconocer que la educación no se limita al ámbito académico. Si bien la escuela desempeña un papel central, la formación de un individuo se configura a lo largo de toda su vida, influida por diversas experiencias y aprendizajes. Por lo tanto, los ciudadanos tienen la responsabilidad de fomentar un ambiente en el que los valores éticos, la empatía y el pensamiento crítico se promuevan activamente.
En el hogar, los padres y cuidadores son los primeros educadores de un niño. La transmisión de valores, la enseñanza del respeto y la promoción de la curiosidad son responsabilidades cruciales que recaen sobre ellos. Además, es fundamental que los adultos modelen comportamientos positivos y actitudes constructivas, ya que los niños aprenden no solo a través de las palabras, sino también observando el ejemplo de quienes los rodean.
La comunidad también desempeña un papel vital en la educación. La colaboración entre ciudadanos, organizaciones no gubernamentales, instituciones religiosas y empresas puede contribuir significativamente al desarrollo educativo. La creación de programas extracurriculares, actividades culturales y espacios de aprendizaje informales puede enriquecer la experiencia educativa de los jóvenes, proporcionándoles oportunidades para explorar sus intereses y talentos de manera más amplia.
Además, es importante reconocer la diversidad en el entorno educativo. La inclusión y el respeto por las diferencias son aspectos esenciales de la educación moderna. Los ciudadanos deben abogar por entornos educativos que fomenten la igualdad de oportunidades, independientemente del origen étnico, género, orientación sexual o nivel socioeconómico. La lucha contra la discriminación y el fomento de la diversidad son responsabilidades que deben ser asumidas por toda la sociedad.
En el ámbito político, los ciudadanos tienen la responsabilidad de abogar por políticas educativas sólidas y equitativas. La participación activa en procesos democráticos, el monitoreo de la asignación de recursos y la defensa de la calidad educativa son acciones clave para asegurar que las próximas generaciones tengan acceso a una educación de calidad.
La tecnología también desempeña un papel importante en la educación contemporánea, y los ciudadanos deben adaptarse a este cambio. La alfabetización digital y el uso responsable de la tecnología son habilidades cruciales que deben ser transmitidas a las nuevas generaciones. Además, es necesario abogar por la igualdad de acceso a la tecnología para evitar brechas digitales que puedan dejar a algunos estudiantes rezagados.
En conclusión, la responsabilidad social de los ciudadanos con la educación de las próximas generaciones va más allá de la matrícula en una institución educativa. Implica una participación activa en la formación integral de los individuos, promoviendo valores, fomentando la diversidad, abogando por políticas educativas sólidas y adaptándose a las demandas de una sociedad en constante evolución. Solo a través de un compromiso colectivo y sostenido podemos garantizar un futuro en el que cada individuo tenga la oportunidad de alcanzar su máximo potencial.
Finalmente, hoy pasé por la plaza Belgrano y al ver el monumento de Manuel Belgrano, me quedó dando vueltas la idea que lo estamos imitando muy bien, las personas se han convertido «en estatuas» gente que mira “sin ver” completamente alejados de la empatía que debería motorizar acciones concretas.
Dios nos salve.
La educación siempre empieza por casa. Los valores, comportamiento social, actitudes frente a la vida se aprenden en el seno de la familia.
Tenemos también muchas familias que miran sin ver. Muchos hijos que no tienen lo necesario para proyectar un futuro.
Gracias Lucía por tu comentario, es así la familia es el primer nivel adonde comienza todo.
Nuestro muchacho va a alcanzar su máximo potencial. Muy bueno lo que escribiste.
G R A C I A S!!!!!!!!