¿Qué es Arduino?

Arduino es un producto pero también se ha convertido en un concepto: surge en Italia por parte de un grupo de personas (entre los que se encuentran Massimo Banzi, David Cuartielles, David Mellis, Tom Igoe y Gianluca Martino) y que toman el concepto de “código abierto” utilizado en publicaciones y desarrollo de software para aplicarlo en componentes electrónicos.

¿Cómo es eso? Supongamos que una persona escribe un libro de texto con determinados contenidos para la enseñanza de matemática en un tramo de la escuela primaria. Ese libro se puede publicar con los derechos de autor de la persona que lo escribió, lo que hace que no se pueda reproducir ni copiar (al menos, legalmente). La otra opción que tiene el autor es publicarlo en forma libre (impreso o en plataformas electrónicas) y permitir su distribución, descarga, uso, copia, etc. por diferentes medios. Lo mismo sucede con el software: el dueño del programa puede elegir si comercializarlo o publicarlo como “código abierto” para que cualquier persona pueda descargarlo, usarlo, y ¡hasta modificarlo!

Los creadores de Arduino tomaron la misma idea: crearon una “mini computadora” muy básica y de prestaciones modestas (del tamaño de una billetera) y publicaron sus “planos” para que pueda ser reproducido pero, sobre todo, para que cualquiera pueda crear componentes que se acoplen a esa computadora, lo que permitió una enorme escalabilidad (porque no es necesario que sean los mismos creadores de Arduino los desarrollen esos componentes adicionales) lo que generó lo que tenemos actualmente: una cantidad gigantesca de motores y sensores para los usos más variados posibles, tanto para hobbies como para procesos industriales reales.

En resumidas cuentas, un Arduino es una “placa” con un procesador incorporado y memoria (ambos en cantidades reducidas, pero más que suficiente para una enorme cantidad de usos), con una fuente de alimentación y un puerto USB, el que es utilizado para descargar (instalar) el software que controla la propia placa así como los actuadores (motores, servos, etc.) y sensores (de humedad de tierra, caudal de agua, temperatura, movimiento, proximidad, detección de diferentes tipos de gases, detección de sonidos, etc.).

¿Para qué podríamos usar un Arduino? Desde crear un auto a control remoto (como juguete) o un robot que siga una línea en el suelo (como los que se usan en los depósitos logísticos), un detector de monóxido de carbono (el gas tóxico de las estufas, por ejemplo), automatizar un sistema de riego en base a la humedad de la tierra (para una plantación), un sistema de alarma de incendio, automatizar una cortina o persiana de una ventana, y una cantidad prácticamente infinita de etcéteras.

¿Y qué necesitamos para hacer todo esto? Una placa de Arduino, los sensores y actuadores necesarios para nuestro proyecto más algunos elementos relacionados a la electrónica (eventualmente un soldador de estaño, aunque se puede omitir), un tester y algún set de destornilladores y no mucho más. Con eso cubrimos la “capa física” de nuestro proyecto. Luego vendrá el momento de darle vida a ese conjunto de componentes: la programación. Si bien es posible utilizar una variedad de lenguajes de programación, todos se terminan convirtiendo (al momento de la compilación) en un subconjunto del viejo y querido lenguaje C. Por lo que conocimientos mínimos de programación, son recomendados.

Y esta es la magia de Arduino y los proyectos de robótica o domótica: la combinación del mundo físico (placas y componentes) con el lógico (del desarrollo de software).

¿Parece muy complejo? ¡No se desanimen! Así como la plataforma Arduino y sus componentes tuvieron una fenomenal expansión y difusión (abaratando sus costos), lo mismo ocurrió con los diferentes proyectos que la misma comunidad se encargó de difundir en forma de tutoriales en páginas de internet y videos de Youtube, con lo cual, con más maña que fuerza y siguiendo algunas instrucciones, podremos encarar nuestros primeros proyectos con la ayuda de Doña Internet.

Es cuestión de animarse. ¿Se animan?