Recientemente un alumno nos hizo el siguiente planteo: «la tecnología está en constante cambio y evolución por lo que, de todas las cosas que aprendamos, algunas nos servirán y otras no (en el futuro). En pocas palabras, siempre vamos a tener que seguir estudiando para no quedarnos estancados mientras la tecnología evoluciona. ¿Qué cosas cree que evolucionarán, y cuáles no, de lo que estamos aprendiendo?»
La pregunta la hizo un alumno de una prestigiosa Universidad Nacional en el contexto de un curso introductorio a la programación, pero se puede hace extensiva a muchas disciplinas ligadas a las nuevas tecnologías.
El comienzo de la respuesta fue que, desde ya, es imposible hacer futurología, pero sí se puede seguir el camino del razonamiento que plantea el alumno, ya que la clave está en la última parte de su pregunta: la tecnología EVOLUCIONA. Y, por lo que sabemos de la historia de la tecnología, es que esta se desarrolla en forma progresiva e incremental en su concepción, potencial, aplicación y uso.
En el caso particular de la programación lo concreto es que no «nació de un repollo»: primero existieron la máquinas, luego los lenguajes de bajo nivel y luego y luego fueron apareciendo otros, hasta la actualidad. Y podríamos ir mucho más atrás, desde los primero bocetos de la electrónica, y más atrás aún, hacia los ábacos y los primeros conceptos de aritmética, el pensamiento abstracto y así. La evolución de la tecnología está ligada a la evolución de la propia raza humana.
Partiendo desde esta premisa, podemos llegar a una segunda línea de pensamiento: la historia nos demuestra (en lo relativo a las nuevas tecnologías) que es un ERROR pensar que aprendemos algo que no va a cambiar, o que aprendemos algo por única vez y ya. Es verdad que probablemente las leyes fundamentales no cambien, pero eso es solo la punta del iceberg, ya que estas leyes se aplican en elementos concretos, componentes, partes que se modernizan y dejas caducas a otras. Pensar que el aprendizaje en nuevas tecnologías es una acción con un principio y un fin, es un error. Pensarlo llevará, inexorablemente, a que los conocimientos se vuelvan obsoletos por la propia caducidad de la tecnología. Y si los conocimientos de una persona se vuelven obsoletos, esa persona (de cara la mercado laboral) también se volverá obsoleta.
Estos dos puntos de razonamiento nos llevar a la siguiente conclusión: SIEMPRE valdrá la pena lo aprendido, porque será la puerta de entrada para nuevos conocimientos, los cuales nos permitirán tener mejores oportunidades laborales, mayor empleabilidad y mejores perspectivas a futuro.
La tecnología evoluciona. ¿Tus conocimientos también?